viernes, febrero 17, 2006

















Téngase en cuenta que Art Spiegelman entrevistó a Vladek y produjo su obra en inglés, lo que hace que al abordar las versiones castellanas de Maus, los lectores se encuentren con unos relatos que además de haber cambiado de soporte -sufriendo un proceso próximo a lo que Roman Jakobson denomina una traducción intersemiótica en On linguistic aspects of translation-, han transitado de una lengua a otra, o, como diría Jakobson, han sufrido una traducción interlingüística.
Este último aspecto es sumamente importante si se tiene en cuenta el hecho de que Spiegelman reconstruyó el relato de Vladek conservando las particularidades sintácticas del habla de su padre, un polaco emigrado a los Estados Unidos después de la guerra. En la edición argentina, traducida por César Aria, esas características se pierden, de modo que el lector encuentra un Vladek distinto, más asimilado, menos polaco que el que presenta la edición española, con traducción de Roberto Rodríguez.

Esa operación de normalización del habla de Vladek realizada por la traducción de Aria hace desaparecer de la correspondiente edición una de las características más importantes de Maus como historia oral, etnografía, y vehículo de testimonio que Doherty (p.81) refiere de la siguiente manera (mi traducción):
"La economía forzada [del cómic] inspira el logro literario más impresionante de Spiegelman: su modulación discreta de la voz de Vladek. Infundida con la música del inglés como segunda lengua y la sintaxis del Yiddish, la voz de Vladek resulta desprovista de elegancia retórica o autocompasión. (…)"

El autor cita (Ibíd.) a modo de ejemplo el siguiente fragmento de una conversación entre Vladek y Artie (nombre con el que aparece Art en el cómic):

"All such things of the war, I tried to put out from my mind once for all," Vladek tells Artie, "until you rebuild me all this from your ques­tions" (Maus II, 98)

Veamos ahora el contraste entre las dos traducciones castellanas (en su orden, la española y la argentina):


Se trata de lo que los analistas del discurso denominan marcas de las condiciones de producción, es decir, de las improntas dejadas por los contextos sociales en cuyo marco se efectuaron cada una de las transposiciones interlingüísticas o traducciones. Entre ellas, la normalización de la voz de Vladek es apenas una, que sin duda es la más importante pero comparte escena con, por ejemplo, los giros lingüísticos introducidos por cada traductor dependiendo de los lectores ideales a los que se dirige, y de la tradición a la que pertenecen él y sus destinatarios ideales, la ibérica en un caso y la ríoplatense en otro:


Esas marcas también proceden de las decisiones estéticas tomadas respecto de los dibujos que, al estilo de los carteles de propaganda de la segunda guerra mundial, dan entrada a cada capítulo. Mientras en la edición española se conservaron las ilustraciones originales de las cuales hacen parte los títulos en inglés –cuyas traducciones se incluyen al pie en tipografía ordinaria-, en la argentina fueron modificadas traduciendo el título de cada capítulo directamente sobre la ilustración y empleando para ello una tipografía similar a la usada por el autor.



Mientras el manejo dado por los editores españoles actualiza de manera permanente ante el lector el origen anglosajón de la obra al conservar los títulos en su idioma original, la intervención de las ilustraciones y la imitación de la tipografía efectuadas en la edición argentina contribuyen a producir un efecto opuesto en el que la transposición interlingüística del inglés al castellano queda oculta. Este giro, que en principio podría resultar irrelevante, tiene una importancia capital cuando el juego de palabras a través del cual Spiegelman relaciona simbólicamente el tiempo y las moscas, en el capítulo dos del segundo tomo (Auschwitz: Time Flies), queda totalmente desdibujado en la edición argentina.