domingo, octubre 01, 2006

Bitácora

Bien, habiendo presentado someramente el objeto de este blog -je, y confiando en que por ahora sea suficiente- veamos el orden en el que desarrollaré la exposición:

En la próxima entrada esbozaré en trazos gruesos el contexto en el que se inscribe la obra como parte de una corriente de elaboraciones de diverso tipo a propósito de la dictadura Nacionalsocialista y su política de confinamiento, explotación y exterminio de grupos sociales específicos en los territorios bajo su control. Con ese propósito presentaré una lista cronológica de las más conocidas.

Posteriormente abordaré un intento de clasificación de Maus, y daré cuenta de la discusión sostenida en ese terreno a partir de dos textos de Dominick La Capra y Thomas Doherty que lo abordan desde perspectivas distintas.

En tercer lugar -y quizá este sea el central- emprenderé su análisis en tanto que obra inscrita en un amplio trasfondo de producción en el que se entrecruzan el arte y la investigación académica con la política. Dicho contexto incluye tanto obras que -como las de Rudyard Kipling y George Orwell-, se refieren a temas distintos al Nacionalsocialismo, como otras relacionadas directamente con él, tales como la propaganda Nazi, los relatos de sobrevivientes de los campos de concentración y exterminio, o los estudios históricos.

El eje del análisis en dicha sección será, en primera instancia, la identificación de las fuentes a partir de las cuales Spiegelman, de manera complementaria al testimonio de Vladek, despliega su trabajo. En segunda, la identificación de Topoi narrativos y pictóricos compartidos por Maus y otros productos culturales referentes al Nacionalsocialismo y sus medidas de aniquilamiento.

A manera de cierre, discutiré la presentación que hace Spiegelman del proceso de confinamiento, explotación y exterminio de grupos sociales específicos adelantado por los Nacionalsocialistas en los territorios bajo su control.

Evitaré recurrir, en la medida de mis posibilidades, a denominaciones como Holocausto y Shoa, que si bien circulan de manera generalizada y están convencionalizadas como formas de denominar de conjunto el proceso en medio del cual el régimen nazi enviaba a los campos de concentración y/o exterminio contingentes de población de grupos étnicos, religiosos y políticos bien delimitados, desconocen tácitamente en sí mismos, por su origen judaico, a las víctimas no judías de la masacre sistemática desarrollada durante años bajo el Tercer Reich, y que representan, según estimaciones, entre el 60 y 70 % del total de los muertos.